Entrar en un lugar por primera vez y que te inunde el aroma a lo dulce nada más abrir la puerta.
Un par de pasos y te enamoras de la decoración.
Haces cola y mientras ese sitio y la carta de té y de bebidas te va llamando más y más, por fin tienes mesa.
Tetera de un blanco impoluto acompaña a los tées en unas cajitas realmente elegantes.
Empezamos a pedir diferentes sabores para ir probando.
3 veces mínimos el camarero nos atendió amablemente y tambien nos hacia recomendaciones.
Con D de «Celicioso».
Sin duda me gusta descubrir sitios nuevos y podemos compartirlos con amigos.