Cuando eres brutalmente honesta y no tienes nada de lo que de arrepentirte.
Nada de nada, eso es sano.
Te haces responsable de tus palabras,de lo mucho o poco que has hecho por la otra persona.
Dices todo lo que has estado guardando a esa persona que no ha sido capaz de esuchar.
Alivio,después de algunas lágrimas y sonrisas al quedarte con lo bueno sólo queda lo amargo de la despedida que acaba asi:»te deseo lo mejor,gracias y…eso es todo lo que tenia que decir.»
Lo importante de decir las cosas a quien tienes que decirselas, de no callarte nada.
Miras por la ventana y hay niebla,vaho,poniendonos profundos es casi lo mismo, hasta que las gotas no se vayan mirar a través de ese cristal será complejo,hasta que decides abrir la ventana y dejar que el aire limpie el ambiente.